Estar de pie

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Estar de pie

Andar
por la senda que hilo con
temor formando sombras

Andar andar a pie
Andar

como un extraño escarabajo
con las alas convertidas en
escudo y así marchando con
la bayoneta hacia otro rostro,
hacia otra boca que se adhiere
a los rugidos de estas bestias
que patean y no cesan de expirar
entre los buses.
Yo, no tengo rostro, tengo pies y quiero andar
como el insecto, como la bota que se ensucia en este riel
Estar aquí, bien erguido con la piel; y que levanto la panza del imán,
que tengo rieles para vías, rieles para grúas que levanten cada cuerpo
que me llevo en este asiento.

C26

8:14 a.m. Edit This 0 Comments »
Soy una roca ígnea a punto de bullir –Dijo Louis- a punto de deshacerme con este suelo que me sostiene, que me abraza y no me deja arder. Estos brazos que relampaguean a mi alrededor, la tierra que me carga, el viento que da palmas; ellos me abrigaron siempre, pero ahora ya no los necesito; quiero que me dejen arder como una llama incandescente, quiero que el viento azuce mi hoguera y la tierra esconda su manta. Quiero verla a ella, mientras me deshago en el fuego, quiero verla, porque ella es lava, el líquido puro que corre por las venas de esta cascara; estas cáscaras que navegan codo a codo. Ya no quiero sentir los pies, ni las manos. Para tocarla a ella, solo necesito evaporarme, desatar los nudos que han hecho las circunvalaciones de mi mente, necesito desaparecer mi cuerpo y esta dimensión temporal. La necesito a ella, a su vehemente razón que la erosiona.

Me quedo quieta, como esperando –Dijo Mel- que vuelva a enrollarse la mañana, que vuelva a largarse esta belleza que alcanzo y beso. Me quedo aquí, aguardando por el viento de la noche, por las almas que barren el camino en la obscuridad, quiero que me acompañen otra noche, quiero escucharlas gemir y susurrar, quiero sentirme su lamento y roer el mío.

Otra vez, se aleja –Dijo Louis- con su barco; me mira constante, pero el viento me la ha robado; no sé cuando vuelve, así como tampoco sé cuando llega de viaje. La miro y le digo con mis ojos de perro, que me diga dónde anda; nunca responde, eso es seguro; la verdad de los viajes se lo llevan los sitios que habita, los libros que lee y las historias que entiende en una pared. He intentado asirme de esa pared, la he auscultado de arriba, abajo; la he golpeado y mordido...y aun no hay rastro del viaje, del cuerpo que la visita o la deja. No entiendo, qué vértice tiene la culpa de que ella se vaya, no entiendo cuándo estoy aquí yo también. De pronto ella me mira y sonríe, y supongo que ella regresa, supongo que ahora que me besa está conmigo; sin embargo hay un frio que recorre mi vena, siento que es ella viajando; o tal vez sea yo que viajo con ella y vamos muriendo.

Algo en mí se detiene –dijo Mel- con un aterido soplo; la lava que sellaba la noche en mi cuerpo se va secando, se va haciendo costra y cubre por fin las heridas. Ahora hace frio y los seres se esconden, se abrazan bajo el suelo y el rio corre con su espada cortando el pasto por la pradera. Las grosellas han muerto, las hojas levantan su humo y yo me las voy comiendo. Ahora este gélido cuerpo avanza por encima de mí, no sé cuánto peso, cuántos años he dejado, ni qué lugar me atrapa esta vez. Lo único que tengo es mi cuello postrado de conchas que infla su costra con humo, y al borde un gancho que hala de él, para que yo pueda respirar. Louis es ese gancho, el cuerpo que muere conmigo a la intemperie; pero nosotros no escondemos la mano, ni el cuello en el suelo; nos damos un beso y dormimos. Dormimos entre las tablas de un barco que cae por una cascada.

dinamismo interior

4:47 p.m. Edit This 0 Comments »






Se puede ser una magnolia ofrendando brazos
cayendo como cae a ser triturada;
sin embargo podemos sacudir y arrugar el cielo,
desmontar este caballo de mentiras,
arder con nuestras pupilas como quien mira el sol y no puede

Podemos ser más que dos hachas que cortan la leña,
ser la savia que enciende las hojas
y desflora las margaritas.

Podemos ser esta noche que acaba y

volver..
volver..
volver a tientas jalando el sol

Jaula

2:18 a.m. Edit This 1 Comment »

Te regalo esta jaula
mientras ando sentada
TORCIDA en la lámpara que pende de aquí

en mi desespero en la mesa
brazos y hombros
hombros y hombres que han sostenido esta casa
sin la moral en la valla

este arrabal de cordones
la verja y sus arcos
Te DOY
el cuerpo que es de los otros
los que se llevan mi voz
las miradas de espanto

TODOCUANTOSEANTECEDEDEMI

y se escapa
en el saco que arrastra
mis pies
cuando marcho a tu ropa
que se desentiende de ti

me saco tu ropa
una manga que suele ser tú
y no sé si me saco este tú
extremidad entre vara y la ropa

MEQUEDASOLOMICUELLO

esperando...

C25

12:12 a.m. Edit This 0 Comments »
- Sigue siendo difícil conocerte –Dijo Mel- afuera, abajo, en medio de los enredos de nuestros dedos y cabellos, entre las preguntas que hago cada vez que te miro; el doblar de las mangas, el torcer de los dedos, el humedecer de tu boca que tiembla cuando se acuerda de mí, el espejo que se yergue en medio de todo y nos recuerda que nos seguimos mirando, que no existe aún un punto medio. Desde que soy tu criatura alada esta mañana, este pez dejándose notar para que lo muerdan los demás, vuelvo, recuerdo por qué el exilio que habitamos detenía los fulgores de la muerte. Pero revolvemos las vísceras al abrir los ojos como una extraña e indestructible razón. Cuando sostenemos el cuerpo para no caer, seguimos reafirmando nuestra existencia, seguimos por nuestras mismas pisadas abriendo puertas y botones, no salimos, escondemos los temores.
No hay punto final, lo que queda atrás solo se multiplica, afuera, abajo; mientras yo continúo limpiando este cuerpo con palabras cada vez que encuentro este camino de este color tan ajeno, y aun no sé, cuál de los dos está más solo, quién de los dos descansa inútilmente su memoria.

Funeral

11:35 p.m. Edit This 0 Comments »
En esta doblez del segundo
mi cuerpo ha dejado de existir para sí mismo
vuelvo a ser el desagüe de otros
las piernas de esta mesa que ruge al compás
de mi voz cuando callo
cuando dejo de soñar en este presente

Me gusta morir
Una vez y de nuevo
Contigo o sin ti
Me gusta morir
Tener la sustancia de los deseos colgando
sin escamas que puedan medir las ondas
sin el rumbo de los pasos bajo la lluvia

Así, moviéndome, moviéndonos
en la pala que remueve el suelo
palabra marga que perfora
en mi pecho
en el seno de mi ombligo

Moviéndome en la noche
sin artificios cardinales
buscando el vacío más cercano

Para encontrar mi funeral
ángulo y punto
fuera de mí

muchedumbre descosida

12:00 p.m. Edit This 0 Comments »

Íbamos caminando por un puente, estábamos a punto de atravesar un cuello a pié con la última palabra, fugaces palabras\. Por qué teníamos que envolver este presente, para mañana, para nadie que lo abra; por qué no seguíamos cruzando la vereda, obviando los carteles, las respuestas, los autos y las multitudes que yacían debajo. De pronto, un grupo de niños se asomaron agitando sus pañuelos bajo el cuello, deslizando sus cuerpos como marionetas, como dardos lanzados sin refugio. No tenía caso, seguía olvidando que continuaba yo, caminando sola en la via a casa, via de vuelta a la otra puerta, mi otra casa.
Descendí al paradero y la multitud envolvía mi tristeza. Una mano alzada, cuchillos apuntando hacia los ojos para capturar con presura; cada ves la gente actuaba más extraño, pero que carajos hacía yo meditando en el tumulto; tenía que llegar a clases esta ves temprano, tenía que empezar a rescatarme con alguna disciplina.
A rodar así, un móvil me conduciría a mi destino. Era invierno, y parecía romper su aliento en las ventanas. Sí, aquí dentro hay también silencio, pero todas las desventuras de estos sacos acomodados en la línea que comparto, se enriedan, se ahogan y aplastan como orugas anidadas en la puerta.

un par de objetos pequeños

11:39 a.m. Edit This 0 Comments »

















Todo es extraño aquí, cada tiempo tiene un sentido diferente, cifras desprovistas de sentido; mientras los demás escriben palabras ardientes en trajes amarillos, roban nuestros rostros como bocas que se adhieren a las cosas, como una inmensa rémora que hunde el blando suelo y pasan levemente, pasan simplemente. Pero yo no puedo, ...no puedo agitar esas palabras altas y gigantes. Te has dado cuenta, que en este sitio las cosas son inmensas o muy pequeñas; pero yo no puedo, ese es otro universo. En cuanto a nosotros; este es nuestro universo, esta pala que golpea a mi puerta una docena de veces al día insistentemente. Nos damos cuenta que somos también gigantes, entes que pueden hacer estremecer la ráfaga tibia que se descompone y todo, parece que todo fuese nuestro. Pero somos tan solo dos puntos pequeños o sombras que suben hasta el techo

Sucesión

8:39 a.m. Edit This 1 Comment »

















Tan sujetos aún
Aquí
a la vista profana del sol
los seres giran simplemente
es tan solo así
el mundo se ovilla bajo el mismo pabilo
Las sillas son, siguen las sillas
el polvo sigue tomando lugar sobre ellas

Y todo se irá quedando igual
con el pedal de esta rueda
que avanza
lucha
se marcha

Y heme aquí como carne recién degollada
en un charco llorando
no hay lazos desnudos
mi mano no toca tu gesto
mordiendo el silencio

No entiendo porqué somos así
aretes colgados que rezan
zapatos que se persiguen uno con otro
y todo ingresa irremediablemente

Toda tardanza al trabajo
Toda camisa planchada
Todo cabello que
Cae
en el tramo
que nos ha echado la suerte

Pero tengo miedo, sabes
tengo un miedo amarillo a coser este texto
a gemir rascando las rocas
a escarbar entre musgos

Y volver a ser silla
el abeto
el cordel
el cráneo
vacío

que murmura:
te extraño
te extraño
te extraño

Final

5:27 p.m. Edit This 1 Comment »
ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

Transducción

2:55 p.m. Edit This 1 Comment »



















La habitación era un pozo y todo descendía naturalmente en él sin ningún esfuerzo, el soplido del fuego, la brizna del alba al pestañear, uno a uno, en cada pieza se iban trenzando como un largo cabello, conjugando nudo con nudo el crepitar de la respiración, hacia la quietud de la inconciencia, hacia la garganta que espera por rugir y desenvainar todos los secretos que aguardan las primeras horas del día. La habitación era un desierto sobre una pluma, un ala dejándose llevar por la gana de la palpitación de algún sujeto; la habitación era una barca disipada en altamar, que se mecía entre los muslos de una mujer delirante. De pronto el silbo de un soplo, de la mano con el velo de las seis de la mañana; traspasó la ventana hacia las sabanas de arena, levantando con tenue rugido el polvo de la piel que recubría duna a duna cada espacio de la habitación. Hacia el fuego, el sonido que divagaba y esfumaba las formas de los cuerpos, era una llamarada invisible que se asemejaba al suspiro de las olas al descender crujientes sobre la orilla. Un sonido vago, un sonido tenue se ensortijaba deslizándose por las redes, por los brazos, por las piernas descubiertas, por las ondas del soplo; y ya no se podía distinguir si era el sonido o el soplido el que desdibujaba los surcos de la arena, los surcos de colinas doradas de dos cuerpos; estos dos cuerpos que se yacían imberbes sobre polvo y roca, sobre el convulsionado juego de la brizna que rozaba sus dulces sueños como con la punta de los dedos.
Eran las siete de la mañana y ya cada objeto reflejaba las reminiscencias de la luz, las que se colaban por la puerta y la ventana hacia la opuesta dirección, e iba rebotando la luz de un extremo a otro, hasta lograr arrancar en una sacudida los nimbos obscuros y develar en carne viva la escena.

Despedazados tu cuerpo y el mío, sobre la hoja en la arena, con los sentidos que renacían desde los vellos, agitándose como los arbustos al final de una pradera, intercambiando las voces desde el ombligo hasta el interior del pecho que regurgita y patea, desesperados por gritar el amor que claman las venas, por sellarnos en cada agujero del cuerpo por siempre. Pero los huesos nos sobran, las carnes solo se rozan, se tocan y se funde la materia en el éxtasis de entrar y salir por la boca, entrar y salir, volver a salir, quedarse sin cuerpo abrazado al vaivén del placer; adentro, tan fundidamente adentro a pedacitos…

Honestidad

11:02 p.m. Edit This 1 Comment »

...las palabras entre detritos y desechos se apilaban,
rondaban,
daban vuelta por los círculos de plomo
y cada uno seguía con su vida

bajo el penacho y la distancia
colgado así, de hombro solo
la verdad rascaba la pared de su celda...

Círculo

3:48 p.m. Edit This 0 Comments »

(...)El camino se parte,
te abraza el pensamiento en un ala
redoblando, marcando otro paso,
atizando solemne alguna corona
por desfilar a zancadas
hacia alguna atenta mirada

empero preciso,
tan preciso como el ritmo del pulso
y no querer ir con ellos a su cíclico golpeteo

marchas, avanzas…
eres arroz, pastillas de humo
caminando bajo las mismas tentaciones
hasta lograr al fin encontrar
una mirada de mármol, un bosque de plagas

y llegar viejo, reseco, y ni tener algún vicio (...)

BordeS

1:01 p.m. Edit This 0 Comments »

Ahora sentados el uno al lado del otro,
alrededor de una estrecha mesa,
antes de que la primera emoción se haya desvanecido
¿Qué sentimos?
Un bolsillo se abre y los pies giran
de sus conjuros a entre las siluetas
de bordes mellados,
bordes en carne viva;
reconoces ese súbito clamor de alas,
las exclamaciones, el discurso y confusión;
el caudal de voces y parloteo,
todas las gotas que penden a nuestro ruedo y tiemblan;
como titilan bajo el bramido de una emoción.

Este día corriente,
este día vulgar escupido de azules en noche,
y el asfalto de sombras pregunta:
¿Qué sentimos?

Adentro

9:33 p.m. Edit This 0 Comments »

C24

9:15 p.m. Edit This 0 Comments »

Las horas presentes acaecieron cosa de una o dos maniobras de un par de cuerdas, en salto hacia la cuadra, y había vuelto a descender hasta los pies de todos los que respiramos bajo este habitáculo. A una vuelta los murmullos han de tronar, tornarse al fondo de este encuadre imperceptible y si no volviese a estirarse el tiempo, seria más imperceptible aun si a cual nariz que se despierta, le habríamos brindado un pellizcón.
Pero estaba equivocado; ese ruedo, esa confusión que se había venido a fracción por la ventana de la sala, esa idea sustituida por la reflexión natural se encontraba inerte y ya era una falsedad; las verdaderas convicciones que se teñían con los restos diurnos de los cabellos de la tarde, eran otras.
Los lazos que se traían hasta aquí, los que dolían y se venían por las esquinas de cada aparato electrónico, no tenían vida endeble, mas se rastreaban hasta aquí desde las punzadas que habían encendido las luces de la casa, y estaba aquí tan disgregado frente al público lector, que se encaramaba del sabor, del inocuo químico de crearse una posibilidad, la más cercana a la vida nocturna, a la vida onírica de las fantasías, dentro de las que jalan y niegan, lo que los ojos observan con mas presencia, pero las retinas se aperceptuan en los trastes del etrel. Y le digo a estas líneas que se esconden en los trazos, a estos nervios que no encuentran de su mano al pulso; la respuesta es ésta opaca causicerteza que se enmaraña al piso y la ventana, a los reflejos y los rostros que se rastrean en el silbido del trac del paso al caminar, del silbo al deslizar por la entrada hacia la oquedad, hacia el decir hola como estás y decirle hola al suelo; bajo el engranaje, los huesos, bajo lo que no se ha de decir, ni le cabe importancia alguna; donde no poder decir lo que este auscultar podría decirle a la vida. Sin embargo es esta sensación una versión ligera de las revoluciones de otras pistas, de otras paralelas realidades que se cuajan fluyendo a decir algunas palabras en configurar, y es esta una versión más de la misma insatisfacción humana, de la misma infamia heredada de no alcanzar, de ir y correr, alcanzar y dejarse para saciar más esta versión; este sentir que no basta en tan solo uno, que no es tan solo un ojo, y un ojo no puede ver lo absoluto. Y así los críos se han de haber devorado los huesos y los ojos de sus pares para creer, para alcanzar la culmen del saber, la trascendencia de la emoción o del pensar en una idea que pareciese ser insignificante, pero es una versión más en las que todos hemos pensado, de la que nos inventamos una razón mayor, la que podríamos aspirar, la que pareciese crecer y estar a la altura de los rastros que hemos acabado de engullir con el verbo y el sexo.
Quiero pensar, existir y sellar, quiero/ Cuánto quiero también hacer mías las paralelas posibilidades que son una versión de ti, de tu usanza y de tu mano, y rondan detrás y a la par de la vida. Aun dentro y la puerta se abre: hola…hola…adiós; aun dentro y el tiempo se estira una vez más y no se han dicho las verdaderas razones: …adiós, y ya se ha dicho poco o nada, en un todo de huesos y silencio.

Estar

10:31 a.m. Edit This 0 Comments »

C23

10:16 p.m. Edit This 2 Comments »
03:00 AM
 “Los pies bajan, se gastan antes de imponerse a la mañana con la esperanza de abrazar una queja de mezclilla, por la tarde y por la noche; pero no cuestionan, se sostienen de un aliento ajeno que se apodera de sí mismos por las calles. Pienso, creo y pienso lo que nadie cree que puedo hacer, lo que me dicen que hago mal y los convenzo de tal mismo”
“Ahí está Lucía, tiene vacío el intestino como yo, tiene los brazos gangrenados como los solía tener Mariella por las noches. Han subido las primeras horas del día cero, su aliento gélido ha despertado puntual la sien de los que circundan esta cama, conviven increíblemente y no consigo ver algún sujeto, a veces empiezo a convencerme a mí mismo que he perdido la habilidad de poder tocar a otro ser humano con la vista, a veces siento que no me toca este sitio en esta cama absoluta de ácaros y pulgas; a veces, a veces, a veces soy el charco por la acera de la tienda; salen pisan, salen pisan, salen pisan…el mundo sale y pisa, y la piedra rota se deshace y rueda más…el charco consuelo que la moja rueda más, se rueda, se hace rueda y se hace fiel, fiel al sale y pisa, pisa, pisa...y Lucía de mi sangre y Mariella de mi sangre; no las consigo ver desde ayer, se fundieron con las ruedas y la brizna que visitaba por la tarde a los distraídos, no las veo, ya nadie las ha visto, las sangres no la han visto”
“Hoy no he percibido el sabor inocuo natural de estos días de siempre, hoy las he buscado y los ojos ya han escapado; me pregunto donde los habré ido a dejar ayer por la tarde, donde se han quedado sellados y no me he dado cuenta. Y así dialogando le sigo al hombre que va detrás de mi, él tampoco se da cuenta del alba precoz que se ha bien venido este segundo; sale y pisa también mi sangre…se corre también sin destino con las multitudes en el centro de Lima; corro detrás del tumulto con el mismo mundo a cuestas, y sigo pisando las ulteriores razones de una vida….solo a veces me levanto de estos trastes familiares sobre las sabanas coprofágicas de las estrechas necesidades, me sustraigo, me levanto y veo más allá sobre las cabezas de mis padres, todo se aglutina a la vuelta de los hombres, y la vida sale y pisa los suelos, las miradas y las motivaciones”
“A veces; quisiera existir en mis a veces, en los suelos; me despierto y veo el mundo, en los cuales creo las horas más ciertas que me apoyan, y estoy en la ficción mas realista que pudiese comprender, nadie las ha visto, las respiraciones agachan sus fuegos, las gentes caminan, aceleran sin suspiro; levanto la cabeza del suelo y veo a hombres esperando frente a mí, a evitarme y ser parte de este escena; salen, pisan esta vida, la mía. Lo siento, quisiera entender un poco esta vida, pero solo me sucede a veces al inventarse el alba que nadie ha podido ver, sobre las torres y montículos de las gentes, sobre los plásticos y papeles lo he podido ver, lo he vibrado y lo he sentido como el mismo fin de este día y este mundo para mí; lo he visto sabes, lo he visto más allá de lo que alguna vez quisimos conocer cuando teníamos 5 años”

Metamorfosis

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Frida Kahlo Diary

Humano

11:18 p.m. Edit This 0 Comments »


Escapo / ellos caminan
Lo escondo / ellos despiertan

Sus voces se acarician mientras
las manos se repelen y pelean

Volteo / ellos aguardan
Lo callo / ellos se extinguen

Sus huellas lo cuestionan,
lo persiguen a ¡No importa¡

Miro / ellos se lucen

Presto mis orejas y los rastros a con ellos
/a sus iris de vinilo/
Ellos se sellan y caminan de la mano
por los trastes a conmigo en una banca

Quedo / ellos se insertan de luciérnaga en un brazo /
Me quedo / los vivo /

Comienzo a existir los ellos
y me quedo tirada en la calle
por los surcos a la infancia suya
y también existo
también a ellos

MudA de Piel

10:33 p.m. Edit This 0 Comments »


La boca se cierne, se cierra

/ voltea en un pálido quiebre /

y es el sueño...

/ los ojos / la boca /

si tiempos a substracciones
pendiendo del piso desnudo
cuando mudas la piel
cuando arrancas el hueso
sin antes haberte mordido la hiel,
las escamas de piel y las todas mentiras
de las abstracciones sensitivadas

/ los formas, sus poses /

se reproducen, se reduplican
y qué?

/ el sentidos en la nubes /

al correr las hormigas en fila
sobre los pies de alguna virtud

/ el sentido en las nubes /

el tejido sin explicar se levanta
se tumba

/ abre....abre la boca /

a toque se explica las andalucías
que penden del filo del techo
sujeta a la muda, la otra.

Abierto

10:57 p.m. Edit This 0 Comments »

Bonna note

7:01 p.m. Edit This 0 Comments »

Esta imagen, este reflejo en esta estancia;
aquí, ahora
mientras sostenía la quijada apuntándose a la valla;
observando, aguardando por los prados
que se perdían en un estadío,
en la cascada de matices de color ante mí
y más profundo, un escalón a pie;
nadie contestó,
ni exhaló tensa la postura contrapuesta;
se habían disgregado los intentos de las frases.

Su rostro, su cuello no se congeló formulando entretejidos,
se desvaneció el trato, el ahora de pensar,
escuchar auscultando uno solo, tan solo...
Nada....nada....
y eran solo mis vacilaciones las que se iban
y venían tras de mí, arrastrando los zapatos por la acera
en un total abandono, con esa marca inconmensurable
de las conversaciones del imaginarium autoreflexivo;
en esas piezas inmortales de entre redes,
que yacen añadidas en la vasta textura de las sabanas,
exhalando la sonora huella de los seres
Viene, empujan las imágenes circunstanciales súbitamente,
espoleándose en la inmensidad incierta de las sensaciones;
en los sentidos que se han llevado mis más altos objetivos;
y así cuando hablo no me entiendo,
no hay un eco retocando la finitud verdadera de mi intento
...nada...nada

El discurso se los gana, se las come y nadie las ha visto
Las miradas se voltean por los brazos en un rayo,
no están, se van...se van,
habiendo infládose en la tinta,
donde puedo distinguir a duras penas
ese segundo en el papel mortal
con matices que se parecen a los rasgos humanos,
Tratando, cavando un hueco por las redes
en intento de fijarse en una imagen
Ellas un intento, pendiendo de una cerda;
con un pulso a sortilegio yo lo intento;
estas decisiones son intentos
de una idea que marcha hacia finito

C22

6:38 p.m. Edit This 0 Comments »


Las gotas a torrente repicaban el cielo raso, las hojas, los juncos; a un son, con un tono; juntos en una desorganizada tocada de tambores, y una más y uno menos, otro más y una luz al viento se deslizaba por los pasillos, y en unos segundos del susurro a la barahúnda, más sonido, mas chillidos, de trac en trac, al traqueteo de los vientos; así surcándose por la garganta y nuestras sienes en un tamborileo con un toque crujiente, en forma a filo, como los hilos sin principio ni pabilo, se deslizaban a los cuerpos inertes, incrustándose como agujas de un blandido acero, con más furia, con el viento enfurecido peinando los cabellos de los que rondan distraídamente despiertos por los robles; por los pasos hacia el borde, hacia al fondo del bosque en los sentidos a cristales con un son afrikaans, con cada ves más velocidad; pero a tiempo con su ritmo y un suspiro de mañana junto con la respiración del alba al pestañear, tan tranquilo el líquido, deslizándose como leche en la boca de la hija del granjero, tan dulce y suavemente, tan sin tropiezos la lluvia nos venía a visitar una mañana…

(Picture by Ivo Dutra)

C21

9:47 p.m. Edit This 0 Comments »
--Estoy viajando, sí; desde mí, desde mí, desde mí ¿Qué yo soy?-- dijo Mel --Es una cuestión circular caberse en pregunta tal, es llenar un casillero de en fila, romperse los falanges para calzar el zapato estándar. Desde mí la respuesta se enrienda, se dispersa, se fuga de mí, tal ves a propósito; las ideas no se enlazan, no se conocen a profundidad unas con otras, no se acogen entre sí, ni se adhieren a estructurar, como lo hacen todas las formas que se sostienen por sí mismas. Desde mí, no me puedo explicar, ni dar a entender, soy un variopinto de partes conjunta; frases sueltas que no se buscan, ni se esperan, ni se adjudican en una razón o función; oscilo, yo suelo oscilar de un extremo a otro, indago, me disgrego por los surcos y otros mundos; desde mí, no soy yo, soy algo más, o tal vez soy un sino disertado, deshecho en el piso de la vacuidad. Podría dejarme a la gravedad, dejarla hacer su trabajo conmigo, dejarla adjuntarme en una sola pieza completa y coherente, dejarme fuera de mí, sería tan fácil, sería tan difícil desde mí. Podría quedarme quietecita y preguntar por las horas del día y ubicarme en una fecha conspicua y hacerla mía, hacerla mi nacimiento absoluto, podría, pero seria tan fácil. Y estas ideas, estas fantasías cotidianas podrían ser yo, podría ser todas esas piezas, todas esas partículas dispersas en los días. Pasa un día, pasa el otro, no hay diferencia alguna, uno no se relaciona con el otro, y el que hubo se ha quedado en la otrora enmudecida o colgado de algún objeto cercano de este cuarto, en algún jeroglifo de la pared, del techo, y todos flotan, las emociones intentan acogerse, ennudarse unas con otras y darse la mano con mis ideas, pero las separo, desde mí eso sería muy difícil. Desde esta casa, desde este alma sin ruido haciendo eco en la corpórea necesidad fisiológica o en las necesidades silentes de atención, afecto; desde mí, todo ello se hace uno, se inserta en una entidad completa, en una sola, entre todas ellas, entre ellas mismas y a una misma, solo una; como las hojas, como las que yacen secas bajo mi jardín, todas del mismo tronco, de la misma sabia heredada, del mismo brazo, y tan una, tan única y completa. Y el hecho, la real dimensión estructural de la vida no se disgrega, se junta, se busca, y se enquista en mis adentros y me bifurca, me aparta de Manuel, del imago que yo le tengo; mis conjeturas se van de la primera dimensión, se van solas de mí y no las puedo pescar, se van a husmear a otra parte, a explorar otra sombra y en su afán se sueltan los nudos y se descubren entre ellas, justo tan a mi vista, tan cerca. El polvo cae y se infiltra por los rincones de la casa, en los ojos de los animales, en los libros, en las ropas del cordel, y se ensucian, se corrompen; ya nada está libre de la polvareda del día, de los tiempos y los sitios; y de así tan elíptico conjugo este suceso desde mí, tan sencillamente como decir sí, como responder a una pregunta con un monosílabo; cuánto podría caber en una palabra, en una sílaba, en las frases completas que hay detrás, en el aire que respiran ellas sueltas diciendo…cae esta tarde, se va, se va con las historias de las que me sostengo, con las de hoy--
--La tarde cae simplemente-- dijo Manuel --cae como los cuerpos al tropezar con las rocas, hacia la arena; cae, así de simple porque ya cedió una misión, sin la conciencia propia, sin darse cuenta de su patrón, ni de su inexistente gloria; su cíclico devenir es tal, su debo, sin el sino y sin conjetura…cae solamente, como un suceso, como un acontecimiento provocado por los seres circundantes, por los inertes incluso pero así cumpliendo su curso, desde un sustantivo como mi ser, desde lo que me gustaría dejar de ser; porque aspiro esa habilidad, ese desinfractuoso devenir; irme y venirme, venir y no regresar nunca más, como Mel, desde su paso dubitativo, con su mirada perdida en el ocaso, con su pulgar e índice marcando su oreja derecha, mientras ella viaja y se desintegra en todos los objetos, los caminos y las luces, en todos los que ella no ve, los que yo tampoco puedo ver, en los que crea en su mente, y a su paso de lado le sigo con mi vista de reojo, intento desintegrarme y proyectarme en mil posibilidades, en alguna con Mel, en el que ella va caminando hoy, y yo me arrancaría los pies, para pertenecer a aquel mundo en aquella gravedad. Intento desasirme de este asiento e irme y venirme, caminar con Mel por la tarde, en las horas precedentes a las 6, en ese sosiego de la quietud de sus ojos al despiezarse ante los míos; en su compañía, cuando cuaja sus días tan distante de mí, cuando la escudriño en cada uno de sus rastros, para alcanzarla desde el pie para que ella no me sienta, para que no se de cuenta, que yo la observo de aquí, desde mi asiento al otro lado del universo, siendo el ser apiezado que ella desea ser, el que está convencida podría explicarla mejor y no se da cuenta, se busca y no se da cuenta, que hago también lo mismo en su revés y mi asiento tampoco me explica mejor a mí, ni me lleva de rumbo en rumbo a descubrir mas allá, no; me quedo aquí, acendrado a este asiento con las frases dispuestas en prosa, con las nocturnas y las diurnas, con los deberes y los sientos, tan claros y perplejos a mi lengua y al discurso, pero me voy sin el movimiento, sin el fluctuante vibrar de Mel, sin su vitalidad oscilante, sin todas esas historias y personajes; a mí, me espera mi asiento constructo, mis ideas claras y mis amistades perennes, así sencillamente, tan cíclico como la duda, como la tarde, como la tarde que detesto, que trato de reemplazar con una historia dibujada, con un trazo firme y otro tenue, es uno y es otro, es el rojo y los azules; los matices todos están ya exentos de mi mismo, pero le siguen a la forma, a la línea de límite, a la factible delimitación de mis dimensiones visuales…pero cuánto cabe en mí todo esto, siento que me miento a mí mismo, que este esquema es alguien a quien estoy dejando de conocer, pero regreso por mis propias pisadas al mismo punto, al onduleo de lo mismo y no me siento, no me reconozco, me comienzo a pensar y suelto palabras únicas sin nexo, y siento que puedo ser ése, pero las cojo inmediatamente y las amarro con este asiento, que se parece más a alguien conocido que a mí mismo…cuánta nube Mel, cuánta confusión natural se nos libra del seguir pensando una y otra ves, conmigo mismo, contigo misma, tan ajenos, tan indiferentes del nexo que nos trenza, tan invisible a los ojos, a tus ojos, a los nuestros--

A: B.

C20

7:58 p.m. Edit This 0 Comments »

>>No<< continúa el pensar en el soleo del No y me fogueo los pechos, la boca; porque no puedo, porque pretendo que no encuentro al idóneo sustituto del No.
>>No debo<< Son una pareja de lirios que caminan por un sendero de luces hacia un punto con fin, hacia la brumosa inquietud que se yace azulina en un punto de cruz; por allá, por sus bifurcaciones se desvanece a rocío ese No, como el vestido que cae a ritmo de pluma, tan suave y limbosa entre el hilado lanoso del alba precoz, por los brazos, por el cuello de la avenida Santa Cruz. Y la descubro filosa, a forma piramidal en granito y se desliza, se estira estrechando cintura; unos pasos detrás y la parte un cercado a botones, donde se extienden un filar de faroles de luces, enroscadas en las partículas vaporosas que se apuntan y alejan del fuego, hasta vetearse en la plomiza ternura del roce de los algodones, que se aparecen como en venidas a mis venas despiertas, para darse un color purpuroso, para calmarme amildonada en las nubes. La calle avenida no a vista la cumbre, sumerge su cuello debajo de sábanas baldosas, se esconde en un punto vacío, donde se pierden mis ruegos, toda mi atención sostenida; que a duras penas le puede, que cojea de lado y se va apagando en la niebla celeste. Brel me toma a la mano y relampaguea conciente mi cuello y se pierde en sus pasadores, los que guarda debajo del piso; el que deja su piel como marca negruzca raída, en la madera arrancada y porfiada después de haberse henchido al arder >>No<< me digo nuevamente y me apego a su cuerpo como al mástil de mi día; su mirada se pierde en su propio ribete puntual, y yo me sacudo de la fecha marcada, la barro como suelo echar a mañanas a las hojas secas del patio de fuera. Las calles bajan y suben, mi torso se sube y se baja, y yo quiebro mi cuello a la espalda, y me quedo ahí subida tras cuello empujando a mi izquierda región ocular, me escondo, me doblo en retraso con lodo detrás de mi torso, para observar a conciencia tranquila mis pasos sujetos al brío, sin ningún destino ni aviso. Las edificaciones casi enmudecen despiertas y me clavan sus ojos tan prestos, callados; sosteniendo sus pestañas impávidas; yo las ignoro, me pierdo en mi sombra lechosa, en mis huellas con lánguido quiebre. Avanzo de lado como evitando el llamado del paso de Brel, me aparto a contradiciendo, para alejarme de su miedo riboso, para asirme del farol que mana una luz, una voz, y brillarme los ojos, devolverle su brillo inculpado, algunas horas al menos, las que duren este tramo a mis pies. Las miradas son huevos desiertos de sales de nieve, no hay nada, los iris se han ido; las manos se cuelgan se mecen por el triscar de la brisa, se sujetan y no quieren caer, no quieren llegar al piso tan negro, se acunan, se juntan por una razón misteriosa; su apego no advierte el campaneo oscilante del comunicarse usando un código social >>No<< no lo hay, los dos lirios no dicen nada, se han cosido la boca a destiempo en su cuerpo, en sus tallos tan firmes, tan calmos de todo, y es que para qué decir alguna cosa, se dicen; si la clave verbal no es absoluta, y los códigos se caen a gotas como el rocío de nuestras hojas. Es el alambre ese puente, el camino del universo, donde yacen el No y el Si, de todo lo suyo de a dos.

Dilatar me consigo

8:32 p.m. Edit This 0 Comments »

Al caer los cristales de nieve
que iban rondando en la atmósfera,
un ondilocuente violín me trae sonatas,
y me decubre este faro tan fusiforme
en atisbo, con un hilo a la silla;
donde acoge en sortija, el canguelo;
para emigrar a este encuadre contando,
con tanto propago una estela, cazando;
goteando esta tierra inhabita

Y endilgo ente brazo a rama, a raudales
a tarjarme los dos dedos cables;
aunque la gravedad a este punto
traerá todo al piso,
a esta altura,
por una albúmina partícula,
por lo que significa esta noche
al despertar de este ascenso,
aludiendo a por siempre
a los cien presos días,
de mi enrebelde manía
por contar una historia,
para estar me consigo escribiendo los lazos
por esta a venida, en todas las horas.
a la huida que llevo
a trompicones silente;
para resbalar y pensar nuevamente
hasta el rincón, a una palabra,
por la que quiero vivir;
en la mano, en los dientes
y en lo que aun se cuaja en las nubes
con su nombre de frente.

Estados Abiertos

7:52 p.m. Edit This 0 Comments »
















“Cristóbal Colón”, dice mi madre
y me remite al vuelo,
al meceo desti piélago
fluctuando,
bailando con el ritmo,
con un péndulo
(…)

Eran las 2
El vaivén de nuestras manos ondulando un ser interno
Eran las 3 meciendo el piso
Eran un ser deshaciendo nudos,
oscilando tarde a tarde
bajo este líquido con cloro
por sobre el hombro de nuestros ojos

Eran las 4 surcando un nuevo espacio
Inventando un nuevo mundo;
siendo uno, sin ningún sello, sin ningún nombre.

“Ahhhhhhhhaaaay”
decibeldecías a las 5
con un vagido tan dulcío

“Ahhhhhhhhhhaaaaaaaaaaaay”
ya son las 6
Ya la piscina se ha extinguido

Infección

3:31 p.m. Edit This 0 Comments »














Cómo
Cómo estar sentado sin el mundo,
con la mente gacha estando solo
solo sobre el pulso
en tanto SIENTO
anudando cientos pensamientos,
a la libra de esta sombra de sinergia
ondulando el alarido de este lapso.

Cómo permanecer a pie consecutivo
en este encuadre;
que se repite,
que se embadurna de una estampa.

Y Qué?
Rapsodia impura,
¡VENTE a MI¡
en el ensortijo del sonido,
tan brutal, tan proterva.
Gobierna con escándalo y esquina la energía,
en esta trocha insípida.
Has rodar, hazte roer esos párpados,
en el fermento de esta casa.

Vente aquí y observa cómo se repliega
esta estertulia al cemento de las sendas sempiternas,
esas que solo mueven la cabeza
y se entierran en un silbo.


Silencio, mira quieto;
yo me aparto de tu filo tan despierto
acallo, sin / tu / acallo /
fijo, me deslizo a par en un embiste,
para ser abierto con cuchillo hesido
y dejar de amarrarme el zapato
con el mismo truco maniatado

Y quedo ASÍ, yo infecto
ASÍ
como res partido;
pero alicaigo, sinceo resicuerdos
y me muevo, le continúo al ruido,
al griterío sin finito ecolándose en el cuerpo;
en el cráneo ebúrneo, en su festejo lisonjero,
y le cubro con mi bocabeso al sentimiento;
le tamborileo el piso, me_la_miento;
con su propia lengua me la ensebo y la secuestro.

ASÍ
ASÍ
ASÍ

le continúo al escándalo linterno
le allano TODO, lo destazo a uno
en cada paso, en cada huso;
le ULTRAJO de cabeza al ruido,
enredado en sus cabellos;
con un grito.

Medio día contigo

4:44 p.m. Edit This 1 Comment »

A ímpetu nato, te dibujo la cóncava animidad de mis labios; que se nos convida a dádiva, así de fortuita forma; bajo estas lenguas, sobre nuestras gargantas sosteniendo el aliento a verbo, repicando la pasión de nuestras letras, de nuestras bocas, de quien sabe algunas mentiras fragmentas, que son solo una excusa. Las estalactitas del habla caen con vigor, a fuerza sin aviso y sin retorno, renacen diosas perpetuas bajo estas nuestras manos; para darnos una mejor fiesta, para esta calle, en esta hora tan melódicamente debilitada por puras fraserías de jerigonza, de puro configurado neovanguardista sin el perfume inmorte de los versos, de aquellos versos que se surcan tres mil vidas y se prosternan, se yacen exultantes y/o silentes bajo la sangre, transmutándose a la siguiente vida, a la generación contigua, a tu boca, a la mía, a toda la historia. Este rayo, este calambre mental, que hila nuestras pupilas, no es la estela que se esparce artifícea y se tiñe en la oscura noche; no, no. Es este fragor de mediodía, el que empaña cómplice, el miriñaque genético de este siglo; para maridar nuestra formula que espabila; y tan candorosa nuestra conciencia, se encandila, se adormece cual doncella y nos deja hacer lo que nos da la gana. Nosotros no le husmeamos a la estiba de esta pieza temporal, yo te cruzo una pierna a la vuelta del oído y me sostengo del crujido amanso de la sílaba que asoma hacia tu comisura, y así tan preciso tu brazo envuelve el bramido de este cuello, que le hace eco a mi silencio y te invita puntual una gota de ambrosía, que supo a miel en otros días; no es un día frecuente, es un año universal que se despierta , que estira sus largas piernas fusionando la combustión de esta hora sin categoría; y a la libido se a vista, le pisa la huella; se le adjunta y a la sombra literaria se nos enquista briosa, en la concreción calcárea de estos prostitutos morfemas, que no nos hacen juicio, así que le damos vuelta; los entretenemos con el néctar anís de un vaso cualquiera y los hacemos arder, y al fin entiendo por qué a esta doceava hora, me arden tanto las mejillas y la espalda; es esta hoguera, este mediodía se nos lleva, nos liberta. Es el muro de concreto frontal el que batalla, el que se desliza para ofrecernos a la cara el reedite de nuestro idioma; lo intenta cual cáscara materna en tiempo de serpentino a luz. Pero ese soplo fantasma cae, se cuaja y muta; nos seduce a engullir la letra, nuestra jerga corpórea, que se hace suya entre misma ella, se inmiscuye, se dislexa y se nos entrega en un furtivo espiar de soslayo, o en la afrenta solemne de nuestras retinas. Yo me pregunto bajo el barullo de la distractora cialorrea presente, sobre la introducción de los verbos, me cuestiono, por qué le debo una palabra a esta mano, a esta boca persecutora, por qué se le tarja a nuestro lenguaje con tan buena dicción, si yo solo quiero vibrar recalcitrante al zumbar de esta tarde; con una botella dulcía y otra formal dehida que nos va licuar esta tarde tan perfecta, tan eterna.
Existe un toque, un quinto toque perenne, que se envuelve en la gravedad de este madrugado parque, que se sucede a imagen de mi clarividencia, ¿Te lo debo? o ya ¿Te lo di? Porfiado tengo el cánulo de la memoria; yo solo me inserto y me siento sobre esta oración contigo, para intentar llevarme todas las palabras, sobre todo las que flotan distraídas, para trastornar el taimado ritmo del silencio, el que nos silba sinvergüenza desde hueso. Pero las palabras ruedan, resbalan, se empujan y toman lugar en esta banca, hacen juego de nosotros y nosotros solo le damos sitio.

A: John Martínez

11:22 a.m. Edit This 1 Comment »

No vuelvo, y déjame que te cuente algo más.
Aquí en el paraiso no se pronuncia ningún verbo, aquí la boca se hace inútil con los pasos que ya no existen. Aquí me peso en 50 años y mis 19 pasos son un desvio distraído.

ESTA, ESTÁ FUERA DE SERVICIO

Mar-Cas

8:41 a.m. Edit This 0 Comments »

Tengo moradas como Gianfranco, de residuo marfil óseo, resultado de la querencia adolescente sin respiro; aparecida del choque de mi tormenta y de la suya, ante el suave toque de la corriente fría. Y yo le admiro, le admiro tanto, que le marco paso y tropiezo el mío.

Tengo azules como Christiam, tan latente como el rugido de la lava y tan amalgama plena que le quiebra todo, le lame con cariño a mi locura, y la doma sin el verbo.
Tengo verdes como Luis, tan cosquilla, tan glucosa, pero tan poca que le agoto, le pierdo el rastro. No se despide, se demora y se deleita….y yo le pienso.


Calibro la proporción de las 3 marcas, lucen bellas a pintura sobre mis muslos.
Receta para el vértigo:
En la melancolía, gozar de ellas sin quejarse, alzando una pluma a salud ¡Salud¡ de mis tres marcas.

A: Gianfranco Álava de Pinho

C18

1:16 a.m. Edit This 0 Comments »
Dicen que por las noches Valeria solía escapar de su encierro en cuarto, a las tres de la madrugada para únicamente lavarse las manos. Era un modo de compulsión silente, que servía de compañía a su frágil y pálida expresión facial, al soltarse en llanto airado; para luego taparse la boca e incrustar cual fiera sus nobles dientes blancos sobre su labio inferior, tan marco y sonrojado por su angustia; y ella tan sola de par en par sobre sus calzas azules de felpa. Ella gemía su desregular respiro atropellado; cargando, bombeándole oxígeno a su canto líquido, a su tristeza silenciada; y bien se remecía en la locura con su llanto, enjuagando autómata sus delicadísimos dedos café. A oscuras, bajo el techo de su pesar; esta peculiar actividad nocturna, la llevaba a acariciarse la única parte de su dermis que se permitía cuidar con tanto esmero y prolija fiscalización a diario; tan íntima, tan lejana del escrutinio vespertino en casa. Uno a uno arrullaba los nudos de sus cohibidas y livianas manos. Cómo se descomponía una a una, en cada enjuague ella; y concluía en piezas por el lavabo, toda su juventud en coma.

/Hay, Syren mía, tan mía; cómo desempozas la azuleza líquida, que aun nos queda de aquellos días tan tuyos/

Vivía en una casa amplia, ingente para mis haberes visuales; que hoy todavía permanece en pie, a pesar de su desolada existencia presente.
En los días de Valeria…Pablo, su padre; llegaba a las ocho de la noche tan puntual como su reloj dorado. Marcia, su madre; a las siete ya tenía lista la cena, y Thomas a la misma hora, se estaba degollando seres mutantes con el playstation.

- ¿Qué de bueno hubo hoy en casa? -decía su padre-
- Lo de bueno de siempre papá, gané dos partidas más…qué tal ¡¡¡ –tan espontáneo; el hermano menor, aludía toda conversación a sus actividades individuales-
- Tom, ya deja de pasarte las 24 horas del día encerrado con ese juguete, digo juego; o como se llame esa cosa que te ha regalado tu padre, ya tienes que pensar en tus tareas del colegio…ya no estás de vacaciones.
- Ya Marcia, deja al niño que se entretenga con el juego un rato.
- Cual rato, si se la pasa todo el día metido en el cuarto gritando como animalito y celebrando cada uno de sus avances de esa actividad que nada bueno le va traer.
- Hay, ya déjalo comer, luego hablamos.
- Sí, Pablo; déjalo para luego todo, es lo único que sabes decir tan preciso y oportuno.
- Ah, entonces quieres arruinar la cena de nuevo como te encanta hacer últimamente.
- Ya, ya, ya, ya; se terminó; coman y tráguense sus cosas; yo no opinaré nada más al respecto.
- Mamá, cálmate, hay que comer en paz al menos hoy –lo intentaba Valeria con su madre-

Cada uno se aferraba a su plato con vista y diente, y ninguna palabra más saltaba de la boca de ninguno, ni por casualidad. Entre espacios y segundos, se espiaban la atención visual; pero, nadie llegaba a ceder. Era casi una costumbre familiar de los Umbría.

Marcia, en días como este; se ocupaba de los trastos sucios de la cena con un afán especial; quitaba los residuales alimentos en orden y categoría. Los huesos y/o carnes los envolvía en papel periódico, el arroz en una bolsa blanca y las servilletas usadas en la parte inferior de la bolsa mayor donde irían todas las pequeñas bolsas de restos de la cena. Los platos se lavaban primero, los vasos de cristal luego, y finalmente los últimos trastes o utensilios usados para dicha comida. Aun con todo limpio; Marcia, volvía a limpiar la cocina; reordenaba la refrigeradora y doblaba cada uno de los secadores con delicada precisión para dejarlos luego sobre la mesa de la cocina misma.

Thomas, se iba directo a la ducha; se deshacía de todo el sudor y culpa en la bañera; gota a gota, con su mano evidente de pubertad, se hacía lejos. Al salir de tan refrescante baño, reordenaba su escritorio con letanía, echaba las ropas usadas al tacho correspondiente y dejaba tan quieto y ordenado el cuarto, que ni él mismo se lo creía, y echaba una carcajada tan estridente, para luego lanzarse sobre su cama recién tendida por él mismo, hasta quedarse mudo en blanco, hasta apagar la motricidad de sus párpados y viajar al sueño.

Don Pablo, revisaba cada habitación ajena a los suyos, con el dedo índice; escudriñando alguna huella equivocada, alguna suciedad escandalosa; hasta quedar convencido que no tenía caso continuar con ello. Resignado con la mano en el bolsillo, se dirigía hacia la biblioteca llevando consigo un vaso helado de whisky, para terminar estirando la columna en el sillón junto a la ventana, tan calmo y fuera de sí. Pensando en cuan bien cuidados y pulcros conservaba sus libros reliquia, en casa.



Las ventanas diáfanas como el agua, no interrumpían ninguna imagen del exterior; el piso de parquet brillaba como recién barnizado a color miel. Si alguna impureza de materia existía en esa casa, los ojos de aseo no serían capaz de notarla.
Y la casa tan monumental, tan llena de claveles y rosales en sus jardines circulares; lucía tan diáfana, tan limpia de desorden y ajena de cualquier mugre indigna. En días como ellos, ninguna casa podría lucir tan falta de algún vendaval, tan en su lugar…Muy limpia, tal vez.

/Permíteme Syren, ensuciarla ahora, gritar en tu nombre alguna porquería sobre este piso a esta pura mierda. ¡¡Qué van a saber estas paredes de amores¡¡¡ valen más de un millón, pero ¡Qué van a saber de ti¡ No se ultrajó para tí ni en su rincón...para alcanzarte alguna novedad a las tres de la madrugada.
No llores, aun en tu inmortalidad, no llores más/


A: Alice M.O.U.

C17

5:50 p.m. Edit This 0 Comments »


YO: "Involucrarse"

S.YO: ¿Qué es lo que pasa por tu mente?

ELLO: Pienso en la escena, siento la puerta abierta y el miedo que eso me genera. No me cubro el cuerpo, bajo desesperada por la escalera y descubro con espanto la escena siniestra. Veo cachorros pequeños de color negro, todos regados a montones por sobre todo el jardín y el patio, algunos chillan desangrados por el pasto y otros duermen tan calmos entre la sangre del vecino. La mayoría yace muerto, están despedazados o desgarrados por alguna mandíbula carnívora. Me aterro, me percato que está abierta la puerta que da a la calle; corro pisando los cuerpos y la sangre se escurre entre mis dedos, alcanzo rápido y cierro la puerta.
Regreso con el mismo terror y letargo en shock hacia la sala principal, donde encuentro todo el sitio vacío, se lo han robado todo, y él se yergue impávido en el centro, sin explicarse la razón de lo ocurrido. Está desnudo también y yo le culpo.

S.YO: ¿Por qué lo culpas?

ELLO: Es difícil, no quisiera decirlo

S.YO: Entonces…

ELLO: Entonces, no hay historia, fue solo un sueño; y yo no debí abrir la puerta.

S.YO: ¿A quién?

ELLO: No hay un quien, ni un alguien, solo no debí abrir la puerta.

S.YO: ¿Tienes miedo?

ELLO: Claro que tengo miedo, tengo pavor y terror, se me eriza la piel y no puedo pensar, solo siento el horror. Aun cierro los ojos y descubro la puerta abierta.

S.YO: ¿Puedo ayudarte?

ELLO: Sí, cierra la puerta por favor y asegúrate, que nadie vuelva a entrar.

C16

4:18 p.m. Edit This 0 Comments »
Se acercaban mis 16 cuando mi abuelo me propuso el viaje; “el viaje de mis sueños” me dijo él tan solemne; y yo le dije, no gracias abue, yo ya tengo mis planes.
A la semana, nos embarcamos en el viaje; mi madre había decidido que ya era hora que aprendiera a ser más independiente, y tendría que conocer otros espacios. Me vendió a mi abuelo, así lo sentí en ese momento. No quería conocer una casa nueva, ni ocuparme de mis quehaceres personales sola, y menos tan lejos de mis amigos y las reuniones sociales; pero no tuve opción alguna y me enrumbe en dicho viaje, tal cual mascota con su amo.
Mis abuelos eran dueños de muchos terrenos por todos lados, en algunos casos por herencia y en otros por adquisición propia. Nuestro destino final era el “Fundo Panez”, llamado así por las gentes de allí, que viendo en mi abuelo una persona tan solidaria y caritativa para con ellos, siempre le decían que el pan que les invitaba era lo mejor de la región, y así de tanto hablar del pan del abuelo Guillermo, lo bautizaron como el señor Panez, y posteriormente el Fundo también; como el Fundo Panez, ya que así lo conocían mejor.
Al llegar a la selva, jamás creí que me quedaría tanto tiempo; no por ser un lugar desagradable, sino por los planes tan diversos que tenía para mi vida en ese momento. El fundo contaba con doce hectáreas de naranjo y dos hectáreas de piña dulce. La casa cuando la vi por primera vez, lucía tan vieja para mí, que creía se iba a derrumbar en cualquiera instante, incluso temía por las noches quedarme dormida y que en la madrugada pudiese caerse todo abajo; mi miedo era infundado por supuesto, pero yo no sabía de casas de madera viejas en ese tiempo, solo sabía de los suburbios y de criados. Tenía solo dos pisos, pero bastante amplios, con habitaciones de ventana hasta el piso con vista al hermoso verdor que nos rodeaba como una soga en un nudo. Siempre admiré las distancias de sábanas de verdor que jamás había visto, y los árboles más frondosos que pudiera haber conocido ante mí; pero con el tiempo todo eso empezó a ahogarme. Toda la inmensidad de belleza que rodeaba la casa me estrangulaba el pensamiento, me hacía dar vueltas por la casa y a abrir todas las ventanas. Cada día se iba haciendo más pesado que el otro, como si algo más importante tuviese que estar haciendo en otro lado, aunque no supiese con certeza que era eso. Yo no quería estar ahí, ya habían pasado más de cinco meses y ya era suficiente.
Una tarde le pregunté al abuelo por qué mi madre no venía por mí como lo había prometido, por qué había sido tan mentirosa y cual era el interés de ambos por retenerme en esta casa. El abuelo se quedó en silencio y se volteó para empezar a soltarse en llanto. No lo entendía, tal vez había sido ruda con mis términos y le había clavado un pesar a mi abuelo, pero también sabía que había algo más, y tuve miedo de preguntar, así que me fui corriendo hacia el campo sin rumbo, escapando de la respuesta del abuelo. No especificaré por qué me quedé más tiempo, pero era el único lugar del mundo donde podía vivir desde ese suceso.


Tiempo después; me casé, tuve dos hijos y le encontré un sentido a la vida por un tiempo, pero no me bastó, esa no era yo.
Recuerdo que cuando tenía 16 y recién había llegado a esa casa, Rayda la ayudante del abuelo; me seguía para todo lado, decía que tenía que cuidarme y enseñarme todo lo que necesitaba saber. Es entonces que a ella le preguntaba yo todo, todo lo que no sabía e incluso lo que sabía no me respondería.
Un buen día ella me trajo un ave muy peculiar, era una avecita pequeña de plumaje negro azabache con una cresta sobre la cabeza como de un gallo de color rojo puro, era un ave hermosa y Rayda no le sabía su nombre; estaba herida, y la había traído para que la cure y la alimente, en ves que sufra a la intemperie en algún lugar fuera, y fuese devorada por algún roedor o serpiente.
Me encariñé con ese ave, era hermosa y exótica, nunca había visto nada igual, no era delicada como las otras avecillas que yo había visto, era más bien de una presencia mas humana y masculina. Todas las mañanas me levantaba para saludarla en la sala, como si fuese mi amiga. A la semana se recuperó y ya volaba de una esquina a otra en la jaula que había inventado uno de los trabajadores de mi abuelo.
Rayda me decía que era una crueldad que no quisiésemos dejarla ir, que un ave así, tenia que volar lejos y no quedarse como un florero en casa; comprendí su argumento, pero me negué; Vitta era mi amiga ahora (aunque no supiese bien su genero); no podía dejarla ir, era mía. Desde ese día, sentí vergüenza con Rayda, sabía en el fondo que tenia razón, no podía retener más tiempo a un ser silvestre así por tanto tiempo, sería matarla en vida; así que decidí soltarla y fui a la sala del segundo piso para abrir el candado que el abuelo le había puesto, pero la llave no era la misma, así que tuve que rendirme. A los días le pregunté al abuelo donde estaba dicha llave y me respondió molesto que yo no podía liberarla, ya que ahora tenía otro dueño y seria vendida. Me entristecí por ello, renegué con todos ese día, y deje de comer un día por pasarla llorando.

Yo tampoco tuve libertad y me pasé muchos años viviendo de lo mismo. Nos habíamos mudado con Rafael mi marido, a la ciudad; para vivir en una mejor calidad de vida, como él solía decir. Vivíamos en un departamento, que íbamos pagando año a año, con nuestros sueldos ajustados.
Con el tiempo me acostumbré a esa vida, pero vivía reprimiendo hasta mis pensamientos, y me daba asco, como se le tiene asco al cuerpo putrefacto después de haber dejado este mundo.
Así, un día común, lo planee todo, y decidí cambiar todo esto.

(…)

Tendría que haber bajado por la escalera con más silencio, sin el apuro que me atropellaba el buen juicio, pero ya no podía cavilar con sosiego, me temblaban las piernas del nervio, de la sola idea rondando mi cabeza: Tendría que dejarlos, tenía que irme.

Había despertado casi de sobresalto, como si un sueño perturbador me hubiese traído el anuncio del escape, no podía recordarlo y en sí tampoco intentaría recrearlo. Despegué los ojos del techo y fui limpiando mis ojos del letargo y me percaté de Leonard, bajo mi brazo. Estaba él, enrollado hacia mi cuerpo, con el gesto fruncido y el cuerpo reprimido. Le di un beso en la mejilla, como los que solía darle por las mañanas a los cinco años. Ahora ya no era un niño, pero aun se asía a mí como a sus cinco. Despojé mis brazos de su cuerpo, me retiré en silencio de su espacio y lo observé por un momento y pensé: Que pensará de mí, cuando tenga veinticinco.
No había más que pensar al respecto, ya lo había decidido hace muchos años; mi vida tendría que seguir su rumbo, al menos el que yo había soñado.
Retiré de la cama los zapatos de Leonard, guardé las fotos que había dejado tiradas por el piso, me puse los botines que hacía diez años no me había puesto, y recién luego busqué ponerme un saco sobre las ropas. Enseguida comenzó el nervio a apoderarse de mi cuerpo, ya no me movía con silencio sino con una torpeza inoportuna que hacia chistar el piso. Fui al cuarto de Danielle y ella yacía allí tan albúmina y fresca como un cielo, ella se parecía mucho más a mi madre que a mi y al pensarlo me llené de desprecio; cerré su cuarto y me dirigí de nuevo al mío, observé a Leonard tendido tan quietecito y le mandé un beso con un gesto; cerré también mi cuarto, bajé sin ritmo los escalones hasta que casi tropiezo, di un salto en el último escalón y tomé las llaves de un tirón para correr hacia el umbral de la puerta, cerré con llave y me aleje caminando remisamente, pero con el corazón exasperado por avanzar mas rápido.
Un vecino venia corriendo en mi dirección y me mandó un saludo, lo miré y solo le respondí el gesto, voltee y seguí mi trayecto; caminé, caminé hacia el paradero de buses casi seis cuadras, al llegar tomé un taxi que me llevaría al aeropuerto; y me olvidé de la vida que estaba dejando. No siento remordimiento al evocar este hecho; por qué habría de sentir arrepentimiento. Hubiese sido una madre común, habría cumplido con mis hijos de la forma más digna y habría también sido una esposa mansa y responsable, y esa persona no era yo. Por supuesto me detuve a pensar en mis hijos muchos años, y en el rencor o nostalgia que me guardarían por siempre; pero el destino de sus vidas y sus afectos no iba a decidirlo mi presencia ya en esos años. Les había dado todo, incluso les había inventado una madre, un cariño que nunca llegué a comprender del todo, y que me enseñaron también ellos. Qué más podría haberles dado, que mi vida funesta y mi depresión continua. Al quedarme hubiese sido una madre que llora encerrada en el baño, que se seca las lágrimas y dice que no está triste; que disfruta esta vida de familia y que por dentro se muere con cada cucharada de comida que ella se prepara, no; yo no quería esa vida para mis hijos. Ellos se daban ya cuenta sin la lógica aun, pero percibían que yo, no pertenecía a ese sitio, tenía que volar como el ser silvestre que siempre fui.

Era un día corriente para cualquiera, un día nublado de bullas de tráfico en Lima, de peatones surcando a tropel las pistas sin permiso, un día de lunes de trabajo y estudio, alistando alguna preocupación mañanera desde temprano y una angustia de siempre bajo el brazo, era un día corriente; sin embargo para mi, era el primer día de mi vida, donde podía crearme y ser más que madre, más que esposa, más que una simple mujer de sociedad.

Introspección

3:21 p.m. Edit This 0 Comments »













A bordo al peso de la cama
me chupo al hueso,
y me depuro entre la libido.
Con igual gana
despojo y desvisto mi vivacidad
mas resisto y tiemblo,
me enliquido titillando,
asida como un feto;
y ya en la boca me restrego la patética escena,
encrespo mi buen juicio, lo continúo a río

Voy
le sigo a la libertad del mundo
pero le soy torpe, la corrompo
surco
despotrico
y avanzo

tengo apuro,
no me contengo
en cauce.

Quiero abrir las piernas y los brazos,
dislocarme el sexo a codo,
arrasarlo todo;
entre piedras y tormentas;
por los muslos revestidos
de la hiedra hedera;
yo desfiguro mi raudal
le desbarato a añicos a sisear
bisbiseando sin pecado en suma
Sin la_mia
Sin la_mia
con la S de mi nombre
hasta término de torrente.

Y me distiendo sobre la pradera;
a puro aire,
con la gota en frente
a puro mar
sin la forma aquieta
Y soy YO
Por fin

y de cara descubro:
que mi hueso, sabe a carne.

C15

8:36 p.m. Edit This 0 Comments »
Le abrió la puerta la secretaria, y Mariella (como elegí llamarla aquí) ingresó taciturna de la mano de su bolso verde. Al verla, al llegar por fin a conocerla; me provocó una inusual inquietud. Su historia clínica transitaba sin apuro por mi juicio e intenté a la par atribuirle imágenes anodinas para no prendarme de ella. A milímetro escudriñaba, y preparaba mi mente y el ambiente, para celebrar con ella, para conocerla y fascinarme con su sapiencia, que fue tan bien descrita por mi buen amigo y colega Merckel, en su file clínico; el que me había mantenido despierto las ultimas ocho horas.
Ella era un caso desafiante, hacía quince años que no desentrañaba a piel en vivo, un caso que me despertara un interés mayor que una plácida tertulia entre colegas.
Se la percibía en control, confiada, luciendo un lustroso brillo en sus ojos, al verme esperándola en el sillón frente al suyo.

- ¿Como está doctor? Un gusto, me han hablado mucho de ud.
- Bien, gracias; ¿Qué te han comentado sobre mi?
- Bueno en realidad, yo averigüe sobre ud. y no fue difícil, pues dado su prestigio hay artículos suyos a la mano de uno, y muy buenas apreciaciones sobre su labor en el nosocomio donde trabaja. El doctor Merckel le manda muchos saludos.
- El buen colega Merckel, gracias….Mariella compartimos la medicina en la sangre ¿Cómo así te convertiste en doctora?.
- Uhhhh largo de contarle, pero supongo que aquí con ud. puedo darme ese derecho.
- Claro, sí; cuéntame.
- Siempre supe que seria doctora, siempre perseguí ese sueño desde que me tropecé con los Tomo V y VIII del Netter, el compendio de anatomía que encontré en la casa de mis abuelos paternos. Ese libro que le había pertenecido a un tío que falleció joven, fue un hito en mi vida; valía más que el oro y aun a los 10 años, yo lo sabía. A partir de ese suceso, empecé a soñar con los cuerpos diseccionados, dispuestos de par en par, para mí; sobre las mesas de la sala. Los músculos por capas torneando cada hueso, luciéndose en gradientes por nivel en cada brazo y pierna, todos extendidos, sostenidos por agujas; esperando de mi mano y así, así llegaba a excitarme (…)

Quebraba su largo cuello hacia la derecha, virando ligeramente hacia fuera de nuestro espacio, un tanto arriba. Para regodearse de su recuerdo se rozaba los labios de forma sutil con el pulgar y su mente se separaba del presente y me iba narrando su historia.
Toda ella estaba plagada de decisiones convencidas, existía muy poca flaqueza o vulnerabilidad en su haber verbal. La fragilidad que en realidad la poseía como su segunda capa, la cubría exitosamente con un tino inteligente y su postura confiada. Viraba sus largas piernas hacia mi, sin mayor reparo y con elevada fineza y argucia me jugaba la mirada y con ella el discurso.

Nos reunimos cinco veces finalmente, en las que diseccionamos su historia (y en mi adentro, la mía)

- No siento pesar doctor, no me genera pesadumbre ni mucho menos un haz de arrepentimiento, pero me provoca cierto desconcierto cuando lo analizo en tercera persona, pero eso no sucede a menudo.
- ¿Por qué desconcierto?, y no goce, como me explicabas ayer.
- El placer que me genera deshacerme de ese ser formándose en mi, es un goce infinito que me gobierna por más tiempo que un orgasmo vívido.
Sabe, cuando completo el orgasmo con cierto amante, lo deshecho casi de inmediato y me aseguro de ir conociendo al próximo.
- ¿Y luego?
- Luego me embarga una inquietud, como si algo fuese a suceder, algo inevitable.
- ¿Qué podría pasar Mariella?
- Bueno en realidad, nada agradable, pero eso sensación es muy frugal y se esfuma como le decía hace unos días.
- Y a continuación planeas el curso y fin del embarazo cierto?
- Suena tan sencillo salido de su boca y por como me habla.
- ¿Y cómo le hablo?
- Ud. es diferente, me inspira mayor confianza que los otros psiquiatras.
- Mariella, no soy tu próximo amante.
- ¿Por qué dice algo así? ¿Eso dedujo de mi expresión corporal? O de mi voz?
- ¿Por qué sonó tan sencillo de mi boca?
- Porque no sigo un ritual repetitivo para cada uno, me tomo mi tiempo. Calculo con tacto el día de mi ovulación, pacto una cita con mi amante y me procuro un doble orgasmo; lo disfruto aun más porque sé que tendrá un fin más trascendente y un goce mucho más elevado.
- Configuras el día final, tres semanas luego de la fecundación, al formarse el corazón; me decías ayer; ¿Por qué hasta ese suceso?
- Porque eliminar una célula seria insignificante y deshacerme de un feto mas completo sería demasiado demandante para la salud, ud sabe.
A la cuarta semana del embarazo, la bolsa diminuta empieza a latir y se forman las cámaras, cierto? Sigo con alegría esos días y a la quinta semana, cuando el corazón ha tomado la forma básica, cuando la cámara inferior y la superior se dividen en dos, se que debo de ir planeando el fin. Ya durante la sexta y séptima semana, que sé que los vasos sanguíneos se enrollan y se conectan, y las válvulas que aseguran el flujo ya son funcionales, es en ese tiempo del latido que yo debo actuar.
- ¿Con el último y único fin que el goce?
- Es superior a un goce, sabe; ¿Qué es acaso un corazón? El corazón latiendo es el motor de esa vida, es la razón.
Nosotros como doctores nos instruimos del organismo y sus misterios y uno de ellos es el corazón. No es más que un simple motor que hace vibrar la piel, para quienes no se instruyen de su complejidad como nosotros. Pero para mi, detener un corazón, es detener la razón de esa vida.
- ¿Cómo así detener la razón?
- Ud. sabe, el corazón es el órgano muscular más activo, se hincha y desinfla de sangre, no de aire vacío como el pulmón. Está más vivo que cualquier otro órgano, y si bien el cerebro es el del juicio; en un feto, ese encéfalo es un simple lastre que aun no cumple su función y en realidad no ha empezado a pensar siquiera; aunque las investigaciones digan puntos diversos respecto al tema. El corazón cuando ya late, es la única razón de ese cuerpo, la complejidad de su latido es quien se lleva el mérito de la propia vida.
- Y por ser tan trascendente en dicha semana, le das fin con goce.
- Exacto, porque es más que un huevo cigoto o néurula incluso, y que se apague por mi voluntad, me produce el placer más completo porque soy diosa y muerte en ese mismo instante, me regocijo al saberlo, como ningún ser humano lo ha hecho en su vida.
- ¿Porque creas vida y le das fin como un dios, cierto?
- Si, ud sabe; el fin es la razón en sí misma y yo soy plena al decidirlo en mis adentros, una, y otra y otra ves.


Abría delicadamente los ojos y sus labios se expandían invitándome en su reflejo. Su pupila, sus pupilas me enviaban el mensaje directo de sus fines, se dilataba ella y mis manos abiertas me encrucijaban en culpa.
Era ella, estaba seguro, era la Mariella de mi adolescencia, con otro nombre más bonito y con una figura más proporcionada y madura.
¿Cómo no pude advertir que era ella? ¿Qué hacía ella aquí?
Yo también había sido su amante alguna ves, ¿También habría asesinado una razón de mi, en ella? O era una vil treta de su ingenio para cautivarme.

- Doctor, ¿Ud cree que es infame esto que hago?
- ¿Qué es lo que haces?
- Esto, darle fin a un ser en mi.
- ¿Tú crees que es infame?
- Prefiero creer lo que tú me digas.

No haces temblar a otro ser

5:53 p.m. Edit This 0 Comments »
Una despedida que ignora el hado final del día, uno típico como el de ayer; y como todos los otros días que transitan trashumantes sin cesar, frente a la muerte. Frente a una inmensa pila de muertos, que cada vez son más anónimos, ya que el fin de un respiro, de una vida, tiene la misma carga de importancia que la publicación de un cuasilibro de una joven, el mismo peso de atención de los medios por un producto para bajar de peso.
Cuantas muertes sabemos hoy, y no nos pesa, no nos quiebra, no nos afecta. Porque hoy si alguien es arrancado abruptamente de la existencia, ya no nos aflige, en perspectiva.
Somos millones de millones de humanos limo, respirando con sentido o sin él, y si es que alguno fenece como consecuencia natural del movimiento de la naturaleza; no se siente, no altera ni perturba; de la misma forma como al atribulado árbol, continua rebosante y vigoroso, aun así, si es que se ha despedido de una hoja arrancada o de una rama completa.
Hoy, cuantas muertes súbitas, que ya no retuercen la emoción, porque son tantos y la pena no le alcanza al hombre. Pero que tal pena, tan ligera ¡
Millones de posibilidades de plenitud de vida, yacen en cuerpos purulentos entre los escombros, y aquí estamos vigorosos, tan resueltos sonriendo, porque la pena ni el lamento le alcanza a tanta muerte. Y si te toca, y si te conmueve alguna fibra y te liba la sonrisa; no te dura, se esfuma. Sigues siendo espectador, tu sangre no se hincha en desolación, no es lo tuyo. No es alguien que amas como una extensión tuya, quien jamás te dirá: “Que orgullo, ser tu amigo, cuanto te he querido”. Tú vas a despertar y tu mundo de m² continúa impertérrito, porque no eres TÚ, ni a quien amas; quien llora la negación de la despedida, la culpa de no haber dicho lo que se quiso decir. No, no te afecta, no es tu carne, ni la de los tuyos la que se disipa entre muros rotos. Sin embargo crees ingenuo que tal hecho no te toca, y no te llega, pero te aseguro que sí. Ese día, el que tú no esperas, ese día aciago te llega y la lástima deja de existir y te resientes en furia con este mundo que no se inmuta, porque lo tuyo no es nada; porque tu historia ni tu muerte vende algún dinero, porque ya no haces temblar a otro ser humano.

Devela

6:14 p.m. Edit This 1 Comment »














Llevo una letra de invita
me parto en dos, en cuatro
y en parafina destilo mi lengüita;
me deslizo jugueteando, brincando, rodándome en un torso,
en un tramo de algún brazo
sellando en el pecho de la vela,
alguna huella de mi paso

En la hora, crispo en carcajada
centelleo hacia lo alto,
¡Qué flagrante brillo¡
Esparcida sobre la llanura
flotando epicúrea, mandándole besitos a las rocas

Arrojándole mis pudorosas carnes
a las altas pasiones,
en la vital llama de la hoguera
mordiendo alguna que otra boquita
y yo ilesa, sonriendo;
regreso ceniza,
a la vena de la arena.

VII

1:46 p.m. Edit This 0 Comments »

Cruje la lengueta vergonzosa
se peina, se lubrica;
recrea la moral inversa,
sobre encima la saliva
en dos ligeros roces
como el ladrillo y palo
que se distienden sobre techo
en un frenético intento
de alcanzarse virtualmente
en aliento y sombra;
en un simple primer plano
un tanto más
y casi, casi
casi
que son polvo y roca
universo y nada

Los contemplo espía
me cae, que algo traman
esconden de mi vista esquiva
el vivo beso
de anudada lengua
ese aquel que en busco a pie
tocando
dejandome tocar
de casualidad o
de pura rueda

Enemigo vecino

9:08 a.m. Edit This 1 Comment »


Puño,
puñete
arremetes
contigo, contra
conmigo
lo haces
Enemigo de esta casa
conciente a tropel
punzando prieto
airado del afta
y yo bailo, bailo
me retuerzo y escribo
punto trocado
me muevo en sigilo

y al fin desvirtuado
cáustico lleno
con pescuezo a la mano
un canto, plácido
y dulcío en la rabia,
en la furia
Torturando la muerta
aplasto tan sosegado
a rato, la rata
y te replico al oido:
Esta muerta, no ves?

6:00 a.m.

4:22 p.m. Edit This 0 Comments »

Ignoro
Ignoro tanto
de los sucesos matinales
de las tertulias cantadas
a las seis de la mañana
Incluso de esta claridez

va deglullendo la anterior noche
se la come deliciosamente
le tritura el broche
de las horas p.m.
burlando jocosamente
el engranaje de esta mente

Vaya que no me había dado cuenta
de la gula de estas horas,
que se ha gozado parca,
masticandoze mi anoche
pero me gustaría preguntarle:
A que saben.
Que deleite le encuentra
en tragarse:
Uno,
y otro,
y otro,
y otro día;
porque realmente ignoro todo eso

C14

4:21 p.m. Edit This 0 Comments »
La hallé con los ojos hinchados, bañada de las gotas del caño sobre su rostro. Sabía que esa llamada la había perturbado, sabía que el ex esposo tenía algo que ver.
Ella me decía que lo que más le afectó que dijese fue: “Que se olvide de mí, porque ya no la necesito más”.
La observé llorar, quiso contenerse, demostrarme que había aprendido la lección aquella, pero lo que sentía la desbordaba; la decepción se deslizaba por sobre sus ojos, esa sensación de algidez bajo la lengua, que se forma cuando nos damos real cuenta del otro, de la parte aquella ruin, que es capaz de desenvainar el ser que horas antes nos prodigaba el amor puro. Su pecho regurgitaba airadamente la cólera contenida. La observaba calmada, intentando evitar contagiarme por su emoción, pero me fue en vano, la que estaba más embargada por la escena rebusque, tal vez era yo. Pienso que nos dolía romper ese idealismo romántico, ese romanticismo exacerbado que habita latente en uno. Darnos cuenta de la amplia gama de acciones que es muy capaz de realizar el otro, al margen de uno o incluso en contra de uno mismo (conocido despecho).
Seguíamos siendo unas niñas después de todo, aun nos afectaba descubrir que lo que llaman amor, tiene su otro lado muy desintegrado de lo que fue tan sublime, y que en una metamorfosis se caldea en el desprecio y/o venganza. No lo termino de digerir nunca, aunque las mayorías confirmen que es lo natural en el proceso de separación (más parecido a la separación de bienes en sí).
La veo llorar, y en sus ojos yo también lloro con ella. En tan solo unas horas el amor que ella entendía, viró a otro rumbo más dantesco; se torció en una decisión tan sencilla. Y me doy cuenta con ella, que ese romanticismo shakesperiano termina por herir aun más, cuando se levanta el telón sin previo aviso.
“El amor bajo la manga”, y se transforma en un sentimiento sencillo de transformar hacia la nada, hacia la indiferencia o la venganza más vil. “Todo eso es mierda”, se lo digo a ella. Tan mierda como lo es el romanticismo idealista, lo pienso.C14