C25
12:12 a.m. Edit This 0 Comments »
- Sigue siendo difícil conocerte –Dijo Mel- afuera, abajo, en medio de los enredos de nuestros dedos y cabellos, entre las preguntas que hago cada vez que te miro; el doblar de las mangas, el torcer de los dedos, el humedecer de tu boca que tiembla cuando se acuerda de mí, el espejo que se yergue en medio de todo y nos recuerda que nos seguimos mirando, que no existe aún un punto medio. Desde que soy tu criatura alada esta mañana, este pez dejándose notar para que lo muerdan los demás, vuelvo, recuerdo por qué el exilio que habitamos detenía los fulgores de la muerte. Pero revolvemos las vísceras al abrir los ojos como una extraña e indestructible razón. Cuando sostenemos el cuerpo para no caer, seguimos reafirmando nuestra existencia, seguimos por nuestras mismas pisadas abriendo puertas y botones, no salimos, escondemos los temores.
No hay punto final, lo que queda atrás solo se multiplica, afuera, abajo; mientras yo continúo limpiando este cuerpo con palabras cada vez que encuentro este camino de este color tan ajeno, y aun no sé, cuál de los dos está más solo, quién de los dos descansa inútilmente su memoria.
No hay punto final, lo que queda atrás solo se multiplica, afuera, abajo; mientras yo continúo limpiando este cuerpo con palabras cada vez que encuentro este camino de este color tan ajeno, y aun no sé, cuál de los dos está más solo, quién de los dos descansa inútilmente su memoria.